La avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la soberbia y la pereza son las siete pasiones del alma que la tradición eclesiástica fijó como «pecados capitales». Pero, si nos alejamos de este concepto y lo contemplamos sin juicio ni moral, podemos darnos cuenta que tras estos “pecados” habitan emociones, pasiones arraigadas en la psique humana.

Cuando estamos bajo una emoción, la mayoría de las veces no nos damos cuenta de ella, nos tiene y nos domina.

Los gnósticos lo llamaban ARCONTES, una palabra griega que significa «gobernante», y deriva del verbo <dominar>.

Ellos consideraban la existencia de 7 arcontes que intentaban comerse al hombre. Y que se nutrían de nuestro corazón.

Consideraban la emoción como presencia, pura energía, uno se convertía en su contenedor. La emoción es como el viento, que entra y sale. Una emoción, nos coje y nos deja.

Cuando se apodera la rabia de mi, ¿qué hago? ¿lo que ella quiere?

Si indagamos un poco en el concepto, el número 7 viene asociado a los 7 planetas de la tradición clásica: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Y es que antiguamente solo se consideraban los planetas que podían divisarse al ojo humano, antes de la invención del telescopio.

El número 7 está presente a lo largo de la historia, como decíamos al principio, también lo encontramos en los 7 pecados capitales. Ellos nos hablarían de las sombras, de ese lado oscuro o aspecto inconsciente que caracterizaría a los planetas de la astrología clásica.

  • la soberbia (Sol)
  • la pereza (Luna)
  • la envidia (Mercurio)
  • la lujuria (Venus)
  • la Ira (Marte)
  • la gula (Júpiter)
  • la avaricia (Saturno).

Cada uno de esos pecados nos están mostrando la cara oculta, las facetas automáticas de los planetas que se encuentran en aspectos de tensión, inarmónicos.

Los aspectos definen los distintos tipos de relación que se pueden dar entre dos puntos de la carta natal. Cuando la relación es tensa es porque relaciona energías incompatibles.

Darían en la persona una mayor dificultad de gestión activando la parte negativa.

Tener un aspecto tenso puede suponer una dificultad, siempre que vayas con el piloto automático y decidas que esa voz, se apodere de ti… pero una vez los conoces y los sacas a la luz no puedes ignorarlo.

Puedes enfrentarlo, sanarlo y buscar las herramientas necesarias para canalizar esa energía de forma positiva. Si pones la atención y la presencia… podrás liberarte del arconte.

*Imágenes:

W.Blake El libro de urizen, lambeth 1794

Heinrich Jamsthaler, Viatorum spagyricum, 1625

*Información: consultas